España entregará a Ucrania otros seis lanzadores de misiles antiaéreos Hawk de media cota (hasta 40 kilómetros, con un techo de 18) para proteger sus infraestructuras y la nueva ruta de exportación del grano de los ataques rusos ante el invierno que se avecina, tal como había pedido el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, a su anfitrión español, Pedro Sánchez, durante la entrevista que ambos han mantenido en Granada este jueves. España ya anunció el suministro de seis lanzadores de estos misiles de fabricación estadounidense en el otoño del año pasado, por lo que la cifra total se elevará ahora a 12.
Además, Sánchez ha ofrecido a Zelenski el suministro de “nuevos sistemas antiaéreos y antidrones, así como formación especializada en este ámbito para los soldados ucranios, y nuevos equipos de desminado”, según ha informado La Moncloa. Por su parte, Zelenski ha revelado en las redes sociales que había discutido con su anfitrión español un “nuevo paquete de ayuda militar que incluye capacidades adicionales de defensa antiaérea, artillería y sistemas antidrones”, además de la apertura de negociaciones para el futuro ingreso de Ucrania en la UE durante la presidencia española.
Fuentes militares explican que la defensa antiaérea y el desminado están en lo más alto de la lista de peticiones de armamento por parte de Kiev. Los sistemas antiaéreos son esenciales para evitar que, tal como hizo el pasado invierno, Rusia ataque las infraestructuras críticas e intente dejar el país sin gas ni electricidad. Los equipos antiminas lo son para levantar las trampas explosivas sembradas por el Ejército ruso en el este del país que, como un muro infranqueable, han frenado la contraofensiva ucrania. Además, los carros de combate Leopard entregados por los países europeos a Zelenski no pueden avanzar si el terreno no está expedito de minas y tampoco si están expuestos a la amenaza aérea.
Las defensas antiaéreas suministradas por Occidente han impedido hasta ahora que Rusia emplee su potente aviación, pero esta situación cambiará radicalmente cuando Ucrania agote su reserva de misiles, lo que ocurrirá pronto con el actual ritmo de consumo. El problema no es solo que los ejércitos europeos empiezan a tener sus arsenales vacíos, sino que la industria militar carece de capacidad para producir a la velocidad que se gasta, advierten dichas fuentes.
Los drones se han convertido en una de las armas más mortíferas de esta guerra. No solo por el daño que causan, sino porque saturan las defensas antiaéreas. Eso es lo que hizo Kiev en el ataque al cuartel general de la flota rusa del mar Negro: primero lanzó una nube de drones y luego el misil que impactó en el objetivo. Por eso, utilizar las mejores armas antiaéreas para derribar drones es un mal negocio.
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España ha ofrecido a Kiev medios específicos para combatir esta amenaza, pero fuentes militares advierten de que las Fuerzas Armadas españolas tienen pocos sistemas antidrones, son de reciente incorporación y están en continuo desarrollo. El Regimiento de Guerra Electrónica del Ejército de Tierra dispone del Cervus, de diseño español, que integra radares, cámaras, inhibidores y una torre por control remoto con un cañón de calibre 12,70. Defensa también dispone de otros sistemas, como el AUDS o el Crow, que interfieren la señal de los drones hostiles y sirven para neutralizar los de menor tamaño.
Tampoco a España le sobran los Husky, los blindados que tiene el Ejército para la limpieza de rutas, que van dotados de un radar para detectar minas, por lo que hasta ahora España se ha limitado a suministrar a Kiev equipos individuales y a formar artificieros. La instrucción de militares ucranios en España, que se quiere duplicar hasta alcanzar los 4.000, es la mayor contribución militar española. Además, está previsto donar otros cinco vehículos acorazados de transporte M-113, que se suman a los 25 ya entregados; lanchas neumáticas para operaciones de comando, misiles antiaéreos Mistral, misiles de superficie Harpoon, camiones especiales y ambulancias.
Ucrania ha pedido también armas que España no tiene, como los cazas F-16, o de las que no quiere desprenderse, como los misiles Patriot. Pero el problema, aducen fuentes militares, no es tanto de cualidad como de cantidad. “El anuncio de Polonia de que no entregaría más armamento a Kiev era una forma de presión política, pero también la constatación de un hecho: el Ejército polaco ya ha entregado todo el arsenal que guardaba de la época soviética y no tiene más que dar”, explican.
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