casi cuatro horas de una experiencia única e inmersiva en el Colón

casi cuatro horas de una experiencia única e inmersiva en el Colón

Philip Glass, autor de Einstein on the Beach, descubrió muy pronto que la fuerza unificadora en el teatro o cine, que acompaña al espectador desde el principio hasta el finale, no procede ni de las imágenes ni de la palabra, sino de la música .

El compositor ofrece un ejemplo muy concreto: si ponés discos con músicas diferentes mientras mirás televisión, las imágenes resultarán distintas. Sí, por lo contrario, mantuvo la misma música y vas cambiando de canal, toda la energia permanece en la musica y el cambio de imagen no altera este hecho.

Ese principio transversal Einstein en la playala obra minimalista con la que Glass y el director de teatro Robert Wilson definieron la definición de ópera.

Desde que Wilson permitió en 2018 la creación de otras puestas en escena de la original, sólo se hicieron dos. La tercera versión es la que el ciclo Colón Contemporáneo acaba de presentar en carácter de estreno latinoamericanocon la creación escénica de Martín Bauer, la coreografía de Carlos Casella, el concepto escénico de Mariana Tirantte y Matías Sendon, y el dispositivo cinematográfico en tiempo real a cargo de Alejo Moguillansky.

"Einstein en la playa", la ópera minimalista de Philip Glass y Robert Wilson.  Fotos Prensa Teatro ColonMaximo Parpagnoli/Arnaldo Colombaroli


«Einstein on the Beach», la ópera minimalista de Philip Glass y Robert Wilson. Fotos Prensa Teatro ColonMaximo Parpagnoli/Arnaldo Colombaroli

Una verdadera maratón

La obra lleva su particular estética a una escala enorme, convirtiéndola en un verdadero proeza: se deshace en caso cuatro horas sin interrupción. El coro y los músicos del ensemble lo concretaron con una intensidad y precisión impresionantes, bajo la dirección de leo warynski.

Mientras el público ingresaba a la sala, dos narradoras estaban sobre el escenario. Detrás de ellas había una pantalla celeste color pastel y un sonido continuo y outfit de fondo.

“¿Habría algo deviento para el velero?”, es la frase inicial del texto de Christopher Knowles que recitaba impecablemente Maricel Álvarez en cada una de sus repeticiones, junto con Analía Couceyro enunciando números al azar. El trabajo de ambas fue excepcional a lo largo de toda obra.

Cuando las luces de la sala se apagaron, comenzó a sonar el inconfundible «one, two, three» que canta el coro acompañado por el ensamble. Formarmovimiento inicial y pulsante del primer acto, es uno de los momentos preciosos de la partitura.

Glass dio a conocer la obra en Aviñón in 1976 y la llamó “Ópera retrato”, también a sus otras dos primeras óperas de gran formato, satyagraha (1979) años Akenatón (1984), ambos forman una especie de trilogía con Einstein en la playacada una con su propio mundo sonoro distintivo.

Etapa de "Einstein en la playa", un escenario despojado.  Fotos Prensa Teatro ColonMaximo Parpagnoli/Arnaldo Colombaroli


Escenario de «Einstein on the Beach», un guión despojado. Fotos Prensa Teatro ColonMaximo Parpagnoli/Arnaldo Colombaroli

En este caso, un conjunto amplificado (teclado eléctrico, clarinete bajo, saxo, flauta, violín) y un coro pequeño que canta un texto compuesto por números (los compases de la música) y solfeo de notas. También hay sonidos electrónicos, diseñados por Sebastián Rivas.

En el mismo período en que el teatro experimental estaba en expansión, y John Cage y Merce Cunningham probando otras maneras de conectar -o desconectar, más bien- la música y la danza, Glass se sumerge en la escritura de la ópera entre 1975-76 Lucinda Childs, ex alumna de Cunningham, sugirió las coreografías.

En la participación de Marina Giancaspro como solista hay un guiño a esa tradición porque ella introdujo a Cunningham en la Argentina y profundizó en sus ideas. Giancaspro y Gustavo Lesgart lucieron en cada una de sus participaciones y arrancaron aplausos espontáneos del público.

Efecto hipnótico, sin argumento

Entre un espectáculo y una meditación, la obra creará una experiencia única e inmersiva, con el efecto hipnótico de su música repetitiva. elementos minimos y pequeños cambios.

Otra de las singularidades de la obra es que sin mensaje de texto. Los poemas crípticos de Christopher Knowles se escuchan recitados colgantes toda la obra con algunas excepciones: el texto de Johnson, convertido al castellano, que el Juez al finale de la escena del juicio e incluye una referencia al feminismo; “Supermercado Prematuramente Con Aire Acondicionado” por Lucinda Childs (Prematuro acondicionado zona de supermercado). Y la curiosa historia de amor que concluye la ópera, también traducida al castellano.

"Einstein en la playa" no sostenga un argumento.  Fotos Prensa Teatro ColonMaximo Parpagnoli/Arnaldo Colombaroli


«Einstein en la playa» no es un argumento. Fotos Prensa Teatro ColonMaximo Parpagnoli/Arnaldo Colombaroli

No hay argumentose trata de una obra conceptual, y Aunque Einstein figuraba en el título, se trata de una mirada metafórica. Sin sus teorías que derribaron certezas y cambiaron el modo de percibir la realidad y el mundo para siempre, difícil la existencia de una obra como la de Glass.

Sin personajes principales ni arias, todo se mueve suave y lento, sin avant lineal y con temporalidades superpuestas.

Los cuatro actos -conectados por interludios, narraciones y danzas- se suceden sin interrupción: Tren-Juicio-Nave espacial son los elementos centrales de la obra.

Los narradores interactúan con bailarines y un equipo de filmación in vivo realizando una acción escénica en tiempo real. El tren de la guerra civil de la versión original fue reemplazado por un dispositivo cinematográfico en diálogo con la proyección de una selección de imágenes y fragmentos de películas (desde los hermanos Marx hasta un western) con trnes como protagonistas.

Tan bien como se despliega desde las diferentes perspectivas temporales que ofrece el dispositivo fílmico es más que ingenioso, los desplazamientos y movimientos, las películas proyectadas con sus propias velocidades y temporalidades, saturaron por momentos la escena y colisonaron con la propuesta minimalista.

Pero, en cambio, el ingenioso dispositivo a cargo de Moguillansky, funcionó de maravillas en el hipnótico “Jucio”. Todo ello es una interacción virtuosa, muy bien apoyada en un extraordinario diseñador escenográfico de Tirantte y Sendon.

La sonoridad saturada con rítmicas furiosas en cada intervención de la danza tuvo por momentos un volumen excesivo en la amplificación, tal vez no se confió del todo en la potencia hipnótica de la secuencia coreográfica con la excepcional participación del cuerpo de baile.

otro momento de "Einstein en la playa", la ópera de Philip Glass y Robert Wilson.  Fotos Prensa Teatro ColonMaximo Parpagnoli/Arnaldo Colombaroli


Otro momento de «Einstein on the Beach», la ópera de Philip Glass y Robert Wilson. Fotos Prensa Teatro ColonMaximo Parpagnoli/Arnaldo Colombaroli

Momentos líricos

La obra tuvo momentos más líricos, como el dulce y suave solfeo del dúo Tren de la noche y la curiosa aria (vocalización sin texto) para órgano eléctrico solista y soprano (Cama) que interpretó Carla Filipcic-Holm, con apenas unos desajustes iniciales, de maravilla.

El clímax de la obra llega en Juicio/Cárcel, tras el enloquecido discurso del «supermercado». Luego del movimiento apocalíptico Astronaveel interludio final integra todo y la ópera termina como comenzó.

Resulta curioso el discurso final sobre el amor (sonó enfático el recitado de Iván García en general). Como los finales en las óperas del siglo XVIII, Wilson ofrece una suerte de miente bien: Después de la bomba atómica se impuso un final feliz.

Bailarines es "Einstein en la playa".  Fotos Prensa Teatro ColonMaximo Parpagnoli/Arnaldo Colombaroli


Bailarines y «Einstein en la playa». Fotos Prensa Teatro ColonMaximo Parpagnoli/Arnaldo Colombaroli

Entre el público que colmó la sala, sólo una minoría desertó al gran defio que plantó la programación del Colón.

Forma

Einstein en la playa

Léo Warynski, director musical de "Einstein en la playa".  Fotos Prensa Teatro ColonMaximo Parpagnoli/Arnaldo Colombaroli


Leo Warynski, director musical de «Einstein on the Beach». Fotos Prensa Teatro ColonMaximo Parpagnoli/Arnaldo Colombaroli

Calificación: Muy buena

Autores: Philip Glass y Robert Wilson Director: Leo Warynsky director de escena: Martín Bauer Concepto escénico: Mariana Tirante y Matías Sendón Dirección Cinematográfica: Alejo Moguillanski coreografía: Carlos Casela Diseño de ropa: Luciana Gutman Electrónico: Sebastián Rivas Preparador y asistente de dirección musical: Juan Miceli

Intérpretes: Narradora 1, Maricel Álvarez; Narradora 2, Analía Couceyro; Narrador 3, Iván García; la soprano solista Carla Filipcic-Holm; Bailarina Solista, Marina Giancaspro; Bailarín Solista, Gustavo Lesgart Violín, Daniel Robuschi; Flauta, Patricia García; Flautas y Saxos, Fabio Goy y María Noel Luzardo; Clarinete Bajo, Lautaro Abrego; Órganos, Lucas Urdampilleta y Malena Levin habitación: Teatro Colón, martes 13, Colón Contemporáneo. relevo de secundaria 14

WD

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